Entre las muchas razones que existen para visitar la ciudad costera de Barcelona se encuentra su llamativa gastronomía. El corazón de Cataluña destaca no sólo por su ambiente, sus gentes y sus pintorescos edificios; también por un sinfín de platos que no podemos pasar por alto si visitamos este imán turístico. Y como no son pocos, hoy te vamos a hablar de 5 platos típicos de Barcelona que tienes que probar sí o sí.
Pan amb tomàquet
El plato típico de Barcelona más sencillo es, también, el más reconocido de su gastronomía. La tradición detrás del pan amb tomàquet es tan extensa que se requieren incluso años de conocimientos y práctica para preparar la hogaza perfecta de algo tan aparentemente simple como el pan con tomate.
Parece mentira que un plato de apariencia tan básica tenga detrás tanto estudio y, sobre todo, tanto sabor; pero ahí es donde reside su magia. Es la estrella de la corona de muchos bares de tapas, y no es para menos: desde la forma de untar el tomate hasta el tostado del pan, todo cobra una importancia suprema a la hora de preparar pan amb tomàquet.
Existen una serie de normas sagradas respecto al pan amb tomàquet: la sal debe espolvorearse al gusto sobre el pan antes de añadir el tomate, para que se extienda bien al restregarlo, y éste debe ser un tomàquet de rammalet o de penjar; es decir, tomate de rama o de colgar. Al estar colgados, pierden acidez y el agua de la pulpa, por lo que tienen un sabor más intenso. Se corta de forma transversal y se restriega sobre el pan, que suele ser pan de payés o una baguette francesa y, muy importante, ¡tiene que estar tostado!
Para hacernos una idea rápida, el tomate se corta por la mitad y se frota sobre una rebanada de pan a la que se le añade aceite y un poco de sal. Algunos también consideran un pilar fundamental que el pan sea pan de payés o una baguette francesa. Pero lo que no nos podemos saltar en ningún caso es que el pan tiene que estar tostado. Por último, se añade aceite de oliva virgen extra, ¡y a ponerse las botas!
Calçots con salsa romescu
Otro de los platos típicos de Barcelona, más propio de los meses de invierno. Los calçots son una variedad de cebolla dulce que se cultiva en Cataluña cubriéndose varias veces de tierra para que crezca de forma alargada y adquiera ese sabor tan característico.
Para preparar calçots con salsa romescu, se deben cocinar a la parrilla hasta que literalmente se calcina la capa exterior, lo que ayuda que por dentro queden bien tiernos. Luego, se envuelven en papel de periódico para que conserven el calor mientras se sirven. Quitamos la parte quemada y hundimos los çalçots en la salsa romescu, elaborada a base de tomate, pimiento, almendras, ajos y aceite de oliva.
Butifarra amb mongetes
Este plato puede no ser tan ligero como los otros dos, ¡pero lo compensa con su exquisito sabor! Su preparación es la mar de sencilla: consiste en una butifarra asada a la parrilla que se acompaña de judías blancas cocidas y salteadas en la sartén junto a unos dientes de ajo. ¡Ideal para no quedarse con hambre!
Bikinis
¿Alguna vez os habéis preguntado por qué en Barcelona se les llama bikinis a los sándwiches mixtos? La respuesta es que ese nombre procede de una reconocida sala de baile de la ciudad llamada… Lo habéis adivinado, ¡Bikini!
Esta sala de baile se inauguró en la Diagonal en 1953 y en ella servían un peculiar tentempié que se conviritió en marca de la casa. La popularidad fue tal que comenzaron a pedir “un bikini”, término que se extendió en todos los bares de Barcelona y, eventualmente, de Cataluña.
¿Y qué es un bikini? Pues un sándwich de jamón york y queso, un poco retostado en la sartén y cortado en diagonal. ¡Simple y delicioso!
Crema catalana
Después de una buena comida siempre hay un buen postre, y en Barcelona uno no puede marcharse sin probar la auténtica crema catalana. Su fama la ha llevado desde los rincones de la capital catalana a todos los restaurantes de España.
Este delicioso postre se elabora a base de leche, huevos, azúcar, almidón de maíz, canela y cáscara de limón. Sobre la crema se espolvorea un poco de azúcar y se quema con un pequeño soplete para darle ese toque tostado tan característico. A la hora de comerla, ¡no te olvides de partir la parte superior con la cuchara!